Xavier Fina

El pregonero Pérez Andújar como síntoma

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L'escriptor Javier Pérez Andújar

BarcelonaComienza la fiesta mayor de mi pueblo, las Fiestas de la Mercè de Barcelona, y la gran preocupación de muchos es el pregonero. La alcaldesa, Ada Colau -que es quien tiene la prerrogativa de decidirlo-, ha elegido al escritor Javier Pérez Andújar.

Creo que Pérez Andújar -como otros barceloneses- tiene méritos literarios para ser el pregonero. Con un estilo irónico, con puntos cáusticos y un toque barroco, sus libros están llenos de ternura, de reivindicación de la memoria y de alegría de vivir. Todo el mundo destaca Paseos con mi madre. Mi debilidad, sin embargo, es Los príncipes valientes. Aunque nuestras infancias no tienen nada que ver, cuando describe la suya tengo la sensación de que éramos vecinos. Obviamente, entiendo y respeto a los que no valoran su obra. A mí me pasa con muchos escritores, actores, periodistas o cantantes. Y no por eso pienso que no puedan hacer de pregoneros.

También pienso que la elección es especialmente acertada porque el pregonero de este año ha contribuido de manera especial -y sin que fuera su intención- a la construcción de un imaginario de ciudad más amplio y diverso. La Barcelona literaria es la suma de la de Monzó, Mendoza, Sagarra, Pàmies, Vila-Matas, Julià de Jòdar, Vázquez Montalbán, Rodoreda, Casavella y muchos otros, entre ellos Pérez Andújar, que nos habla del Besòs y que incorpora a nuestro skyline las tres chimeneas de la térmica. A mí me gustan todas estas Barcelonas, todas son mías. Entiendo que los haya que quieren una Barcelona más pequeña, menos diversa. Algunos de estos han sido pregoneros de las Fiestas de la Mercè. Y ningún problema.

Pero con Pérez Andújar han saltado todas las alarmas. Desde que se supo que haría de pregonero las redes sociales se han llenado de críticas, insultos y llamadas al boicot. No hay que hacer mucho caso al griterío virtual -lleno de anónimos y con lo mejor de cada casa dando su opinión-, pero la polémica del pregonero ha trascendido el ruido: opinadores en principio respetables se han añadido a la protesta y al linchamiento.

El gran pecado de Pérez Andújar es que es muy crítico con el Proceso. Con todo su sarcasmo se ríe de las manifestaciones con hoja de instrucciones. Lo hace desde una mirada libertaria que tiñe de escepticismo la dimensión revolucionaria que puedan tener estas concentraciones anuales tan armoniosas y ordenadas. El pregonero escribe artículos irónicos y críticos sobre el Proceso. Esto le inhabilita, por ejemplo, para ser el presidente de la Assemblea Nacional Catalana o para hacer el discurso final en la manifestación de la Diada. ¿Pero para ser el pregonero de la Mercè? Ha habido independentistas que han hecho un pregón independentista. A Pérez Andújar no se le lincha por el pregón -que estoy convencido de que será brillante y no entrará en el "tema"- sino porque algunos consideran que no es de los "nuestros" (y en este pronombre que cada uno ponga el contenido que considere).

Curiosamente, una de las críticas de Pérez Andújar es la poca tolerancia ante las voces disonantes. Para demostrarle cómo está de equivocado, una parte del independentismo lo insulta y lo boicotea.

Del mismo modo que reivindico el derecho de Pérez Andújar a ser crítico y reírse del Proceso, entiendo que todo el mundo tiene derecho a criticar al escritor y su elección como pregonero. Pero el independentismo que no acepta la disidencia, que cree que las opiniones democráticas te inhabilitan para hacer de pregonero, se muestra como un movimiento débil, antipático y cerrado. Creo que es un error estratégico. Y sé que muchos independentistas también lo creen.

Pero más allá del independentismo, reacciones como las que ha provocado este pregonero son síntoma de un exceso de tensión e incluso de una democracia de mala calidad. Todos los que opinamos, escribimos y tuiteamos tenemos nuestra dosis de responsabilidad. Y nuestros políticos, olvidando demasiado a menudo el sentido institucional, un poco más. Sin renunciar a las ideas y los objetivos de cada uno, deberíamos airearnos un poco, tomar distancia, dejar de hacer bandos constantemente. No hacerlo pasar todo por el mismo tamiz, diversificar los centros de interés. No me refiero sólo a los independentistas. Somos muchos los que nos pasamos demasiadas horas dando vueltas al mismo tema. Los patriotas que por la patria mueren y los que mataríamos las patrias. Todos demasiado obsesionados, todos demasiado unidimensionales, todo demasiado previsible. Un aburrimiento absurdo y empobrecedor.

Creo que Pérez Andújar es una buena elección. Pero esto no tiene ningún interés. Seguro que los había mejores y peores. Ahora bien, el tono inquisitorial con el que muchos -demasiados- han reaccionado es un síntoma preocupante. Sobre todo porque tampoco tiene mucha importancia quien hace el pregón de una fiesta mayor.

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